Los conflictos no son ni buenos ni malos, forman parte de la vida, nos ayudan a crecer y evolucionar.
Un conflicto es una situación que se produce cuando dos o más personas quieren cosas diferentes y les resulta imposible llegar a un acuerdo para lograr sus deseos.
Cuando hablamos de conflictos nos referimos a la forma en que solemos resolverlos. Generalmente se resuelven de forma negativa, agresiva y autoritaria.
Pero los conflictos se pueden resolver de forma positiva por medio de la negociación y la cooperación.
Los conflictos son algo natural en las relaciones personales. Resolver bien los conflictos, nos brinda la oportunidad de ser mejores. Nos permite resolver los problemas de una forma diferente para el futuro y, superar y mejorar nuestras relaciones con los demás.
¿Cómo resolver los conflictos?
Aquí tienes un plan de trabajo para solucionar una situación conflictiva:
1ª Fase. Debes identificar y analizar los motivos de ese conflicto o problema.
2ª Fase. Si no es la primera vez que te ocurre, y antes actuabas de una manera, ¡¡olvídala!!. Ya no sirve porque el problema sigue existiendo.
3ª Fase. Piensa en las diferentes alternativas, todas ellas deben tener esta condición: tienen que ser positivas.
4ª Fase. Debes analizar los "pros" y los "contras" de todas las alternativas. Elige la que te parezca mejor.
5ª Fase. Actúa. Pon en práctica la decisión que has tomado.
6ª Fase. Comprueba si ha sido efectiva. Si no, tendrás que escoger otra alternativa.
Recuerda los tres tipos de respuesta ante un conflicto:
Respuesta PASIVA: implica que la persona deja de lado sus propios derechos y antepone los de los demás. Por eso, intenta evitar a toda costa los conflictos para no pasar un mal momento.
Respuesta AGRESIVA: implica que la persona antepone y defiende sus derechos de una manera ofensiva, hiriente y manipuladora, pasando por encima de los derechos de los demás.
Respuesta ASERTIVA: implica la expresión directa de nuestros sentimientos, pensamientos y necesidades, respetando los derechos de los demás.
